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jueves, 29 de mayo de 2014

Me acuerdo


Al verte, sí, me acuerdo.
No importa de qué, de quién: me acuerdo.
La piel es un viento sólido
que comunica por adentro y afuera
con la piel.

Roberto Juarroz





Al verte hoy, sí, me he acordado. Tú no me has visto o no has querido verme, ya no importa. Has seguido tu camino y has dejado de hablar por teléfono antes de rodear la facultad. Yo he hecho mi examen y pensaba en el componente arcaizante del judeoespañol y el mantenimiento de las sibilantes palatales medievales. Quién sabe en qué pensabas tú.

Ahora, ya en la cama, el dolor de cabeza no me deja leer Penas de amor de una gata inglesa. Quién sabe a quién leerás tú.

domingo, 17 de junio de 2012

Cosas maravillosas.

Julia Child.
La cocina francesa.
Los collares de perlas.
Las faldas de tubo.
Los chicos que te miran en la biblioteca.
Los chicos que te guardan sitio en la biblioteca.
El turismo por las bibliotecas.
El queso.
Los abrazos.
Abrazar a quien te abraza.
Dormir con quien te abraza.
Miguel Delibes.
Los filólogos.
La filología.
Dejar de llorar.
Los gatos.
París.
La fachada de la Seo de Zaragoza.
Mi lista perroflauta de Spotify.
El señor de reprografía de FYL.
Los papás y las mamás que quieren tener un blog.
La ley innata.
El río.
La vida de los otros, Vacaciones en Roma y Casablanca.
Gala González y su blog.
Los vestidos de Mango.
Las muestras gratuitas de perfume.
Las rastas.
Las pecas en la punta de la nariz.
Las perforaciones.
Que alguien te espere en la estación.
Bodas de sangre.
Los gatos (otra vez). 
Los añadidos a las entradas del blog.
Las dilataciones en las orejas.
Los chicos con dilataciones.
Los chicles de fresa.
Vacaciones en Roma.
Vacaciones en Roma.
Vacaciones en Roma.
Los gatos (otra vez).



miércoles, 6 de junio de 2012

c'est fini!

Hoy Jasimón se ha despedido de nosotros y a mi me ha dado una pena loca, de la de torcer el morro y arrugar los dedos de los pies. Hoy es el último día de clase y Jasimón se ha encargado de recordárnoslo como no lo hizo Beltrán ni la de latín ni lo hará el pardo de ILHENT. Jasimón nos ha pedido perdón y nos ha dicho que se lo ha pasado muy bien. Ha sido un poco como en el cole: yo también voy a echar de menos a Jasimón. Echaré de menos las interminables tardes en la primera fila del aula 502 de interfacultades con Helena, Yaiza, Bea y Alicia. Echaré de menos a Jasimón porque a Pherpa y a Fucking Poet ya los estoy echando de menos. Echaré de menos FYL, los miércoles y el grupo de teatro. Echaré de menos pasear por Zaragoza y hacer turismo por las bibliotecas, pero eso ya es otra historia y ya lo echo de menos. Y habrá que ir dejándolo. Echaré de menos a la parda que se va a vivir su sueño a Madrid, y la lloraré desde mi casa de la Madalena, pero la querré mucho y la entenderé porque va a hacer lo que tiene que hacer, lo que yo ya he hecho y me ha salido rana. Supongo que cuando a esa parda las cosas le vayan un poco menos bonitas de lo normal se acuerde de lo mucho que le he llorado yo este año y de lo feliz que soy ahora. Feliz o calmada, quémásdasinoimporta. Yo también echaré de menos al chico de los suaves, a todos los chicos de los suaves y mi blog ya parece un metroflog. No se puede tener impulsos. No se puede bloggear desde clase de ILHENT y desde un ordenador que no es el mio. No se puede. No echaré de menos las clases de ILHENT porque no me gustan y porque no me dará tiempo: estaré estudiándolo este verano y el año que viene probablemente volveré a tener ILHENT y nunca me darán la I de FI porque suspenderé ILHENT y lloraré en un baño y seré de esa gente que jamás aprobará una asignatura de la carrera y será una priguels toda su vida. Si tengo que serlo, quiero dedicar mi vida de no-filóloga a vender bebidas alcohólicas a entrañables alcohólicos detrás de un cristal antibalas en un pueblo de Castilla. Los pueblos de Castilla equivalen a los barrios marginales de Nueva York, de eso estoy segura.
Veis por qué no se puede escribir así?
Me voy a llorar a un baño de inter. Cosas peores se habrán visto.
No me lo tengáis en cuenta.

domingo, 27 de mayo de 2012

Gregor Samsa o la F de "filóloga".

Hoy es domingo y los domingos tienen una energía especial. O una no-energía, según se vea. En mi caso, como he comenzado un mes de abstinencia en todos los aspectos y matices, la energía es de cantidad positiva y cualidad negativa. Es decir, la hay, tengo energía y actividad potencial, pero una mala hostia que no me aguanto. Los domingos son días de sol, de café, de comprar el periódico y leer el suplemento en el parque, de empujar a mi sobrina en el columpio (eso si que es energía) y de hablar con mi hermana, que, además, es mi vecina. La conversación ha sido más o menos así...
-Ayer vi una cucaracha enorme encima de la puerta de tu vecino, te tengo que dejar un producto que tengo para que no te entren en casa.
- Jajajajaja ¡Gregor Samsa! jajajajajaja
-Si, si, Gregor Samsa. Pues eso, que te lo tengo que dejar. Además luego me dijo Javi que la vio en nuestro rellano.
-¿Cómo hacen para subir las escaleras? ò.ó
-¿...Tú estás tonta?
¡Colorea la F! A mi me parece una F preciosa.

Obviamente yo soy la del chiste de Gregor Samsa. Merezco la muerte, lo sé, es realmente horrible. Pero es que no sé si lo sabéis, pero tengo un permiso especial para hacer ese tipo de chistes (no, no es una ayuda del gobierno, aunque pueda parecerlo). Y es que, no sé si os lo había contado ya, pero ya tengo la F. Diréis "esta chica está tonta y se refiere a la "L" que te dan cuando te sacas el carné, pero no. Me refiero a la "F", la "F" de "filóloga". Y es que en uno de los muchos momentos libres que me deja mi maravillosa carrera que me capacita para hacer chistes malos sobre cucarachas, pensé que "filóloga" tiene 8 letras, como semestres tengo yo en la carrera. Es decir, cada semestre me "dan" una letra. En febrero me dieron la "F" y si todo va bien e ILHENT no me lo impide, en junio me darán la "I" y ya seré una "FI". Dejad de pensar que mis padres pagan a mis amigos por salir conmigo porque no es así. Lo parece, pero no. Debo tener un cierto encanto personal.

No vayáis a pensar tampoco que me están regalando una carrera con la que además de hacer chistes malos sobre literatura podré dar clase de lengua a vuestros iletrados hijos en su etapa escolar. No, para nada. Tampoco os voy a engañar y os voy a vender la moto de que trabajo un montón y de que es súper complicado, porque sería peor que mi chiste de la casera (que dejaré para otra ocasión), pero tiene cierta complicación. En algunos aspectos. Supongo que, bueno, la complicación irá siendo mayor a medida que vaya avanzando la carrera y que no me darán todas las letras tan puntualmente como me han dado la "F" y espero que me den la "I". En octubre me mudaba a Zaragoza con muchos libros en la maleta y una hoja de papel cebolla que hacía la función de mi título de bachillerato y 8 meses después me encuentro con que he hecho casi el 25% de mi carrera, que ya casi ha pasado un año y que he bebido suficiente cerveza en FYL estudiado tanto que ya soy una universitaria (de las de verdad).

Así que ahora os dejo, que los domingos también son días de estudio (o deberían serlo) y yo tengo examen mañana. El por qué estudio filología me lo llevaré a la tumba o lo dejaré para otro domingo, pero aquí tenéis un poco del por qué.

Besitos domingueros, julia.

miércoles, 11 de abril de 2012

Señora de rojo sobre fondo gris.

No ignoro que el recurso de beber para huir es un viejo truco pero ¿conoces alguno más eficaz para escapar de ti mismo? Una copa acartona el recuerdo, pero al propio tiempo convierte la onerosa gravedad de tu cuerpo en una suerte de porosidad flotante. Algo parecido a la fiebre. Pasado el trance, sobreviene el decaimiento, pero hay un medio para evitarlo: mantener en sangre una dosis de alcohol que te imbuya la impresión de que participas en la vida, de que la vida no pasa sobre el hoyo en que te pudres sin advertir que existes. Esta forma de energía suele identificarse con la alegría, aunque, por supuesto, no es alegría. A lo sumo, una energía inferior, improductiva; en caso contrario yo trabajaría. Pero mi ingenio, si alguna vez existió, se ha agotado; ya lo estás viendo: no soy capaz de embadurnar un lienzo, ni siquiera de sostener un pincel en la mano.
Señora de rojo sobre fondo gris, Miguel Delibes.
Yo quiero un vestido rojo. En plan bomba atómica.

 
 Texto sobre la creación y la idealización del artista por pulir, pero pronto, espero.
Llámalo falta de tiempo, llámalo falta de razones.
Feliz abril a todos. Espero que sea uno bonito.
julia

martes, 29 de noviembre de 2011

a fucking disciple of a fucking poet.

Me prometo mentalmente escribir sobre muchas de las cosas que me inspiran pero todo es agua de borrajas.
Hoy es distinto. Hoy tengo tiempo y ganas. Y necesidad, podría decirse. Hoy me arden las palabras en la yema de los dedos aunque no consiga hilvanar dos proposiciones decentes.


Hoy en teoría de la literatura, con the fucking poet Saldaña, hemos vuelto a un tema que me llama la atención desde hace tiempo.
Cuando escribo (o simplemente cuando pienso en escribir) hay un gran, grandioso porcentaje de realidad, de mi realidad, en mis palabras. Puedo disfrazar nombres, situaciones, sentimientos y finales, pero hay un trasfondo enorme que me recuerda que esa sigue siendo mi historia, que sigo anclada a la realidad. Lo más fácil es pensar que eso es de mal escritor (no con ello intento justificarme). Ya lo decía Goya: si hago un retrato de mi perro, no tengo una obra de arte. Tengo dos perros.
Pero ¿qué te hace pensar que grandes escritores cuya fama nadie cuestionaría no hacen exactamente lo mismo? ¿Qué sabes tú de un campo de trigo de su vida para afirmar que no es esa misma, disfrazada con otros nombres, lugares, tiempo y caracteres?
Nadie. Nada. Porque no lo sabemos. Porque una amiga puede leer cualquiera de mis entradas y decir "ya, claro, qué bonito que es, qué bien escrito, pero no es más que lo que le pasó el sábado". Pero un desconocido podría leerlo y llegar a una conclusión bien distinta, por el mero hecho de no conocerme.

¿Qué que quiero extraer de todo esto? No sé. Pero vuelvo al principio. A una frase que leí hace mucho, muchísimo, a que nadie puede crear de la nada salvo Dios. Y esto mismo, o algo muy parecido, he entendido hoy en clase. La intertextualidad. La filosofía de Batjin. Para Machado, un palimpsesto. El escritor, como cualquier artista, se alimenta de lo que lee, oye, ve, siente, vive, percibe. ¿De qué sino?

Tengo ganas de profundizar en el tema. Hoy me siento a fucking disciple of a fucking poet. 


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mañana.

Mañana, poca cosa. Rutina filológica de la que tendría que haber adoptado hace ya un tiempecito.
Por la mañana, biblioteca. María Moliner, probablemente. En plena City, para empaparse del espíritu universitario; ver, dejarse ver y que te vean; consultar unas pequeñas dudas a grandes profes; descubrir el significado de adjunto, disjunto, deóntica (¿?); recados, organización, vicio, perversión; y mañana, exclusivamente, Natalia, Jorge, Berta. De todo un poco, como en la vida misma.
Por la tarde, clase. Latín, lingüística general, teoría de la literatura. La muerte, lo activo, lo onírico. Pero pesa más la muerte, you know. Evolución etimológica, análisis y traducción, reglas, acentos, palabras breves y palabras largas y sueños breves y sueños largos y párpados lánguidos que se cierran... Y cabezas que sueñan con latinismos después, ya en la cama, como pesadilla recurrente de estudiantes de primero de filología hispánica de unizar. ¿Latín a la hora de la siesta? No, gracias. Prefiero edredones rojos a bolos. ¿Ver atardecer desde el quinto piso de interfacultades? Qué remedio. Entrar a las 15:30, en plena efervescencia del día y salir...
...de noche. 20:00 en la península. Cañas filológicas, autobuses, tranvías, bicis, Plaza del Pilar, compras de última hora, turismo por la Madalena profunda... Prolongar un poco más el día.
Ya en casa, tarde y mal, cena; algún apunte, algún libro si hay mucho ánimo; sino, series online, twitter, facebook, tuenti, guasap, llamadas a familiares y amigos... y como si de una clase de latín se tratase, sueño de nuevo.
Y mañana, miércoles. El viernes de los filólogos que sólo tenemos clase de lunes a miércoles. Semana especialemente rara, por cierto. Lunes y martes, curso sobre la subjetividad en el lenguaje. Aflora en Julia el viejo sueño del periodismo y se replantea el sentido de la vida. La charla de Paco Hernández Paricio levanta ampollas en su adormilado sentir político y revolucionario (aunque más que adormilado, apocopado con el cambio al calendario mariano y la vuelta a 1996) y se lia la manta a la cabeza, bolígrafo de gel en mano, dispuesta a conseguir los dos créditos de libre elección que prometen al estudiante aplicado. Pero del periodismo pasa a la psicología, la psicopedagogía, la historia, el sueño del teatro... y vuelve a la filología, como alguien que, ya que de nada le sirve revelarse, se rebela contra si misma.


Y, al final de todo una esperanza y unas ganas tremendas de escribir algo decente y de que este blog deje de parecer mi querido diario.
Otro día, más.