sábado, 28 de enero de 2012

noches como esta.

En noches como esta, de premonzoneo, de dolor de cabeza, de ritmo cardiaco estable, lo mejor sería cerrar ya el ordenador e irme a la cama con Marsé, con Últimas tardes con Teresa que junto a Rayuela, Factótum y La clase, estrena mi carné de la biblioteca municipal de Zaragoza.
Y es que voy haciendo mia esta ciudad. Con mi calle, mi barrio, mi biblioteca, mi cafetería, mi banco del parque, mi eroski predilecto, mi parada del bus, mis exámenes y mis cartas en mi buzón con mi nombre. 
Mis cosas, mis circunstancias y mi ritmo cardiaco estable, mi encefalograma activo y mi normalidad. Mi cauce.
Desde la estantería me miran Julia y el verano muerto y Julia y la voz de la ballena, pero si Álvaro Ortiz me conociese ahora dibujaría y escribiría Julia y su casa de Siberia. Soy digna de un Julia y... últimamente.

Y, ahora si, Marsé y Teresa me esperan en mi cama.
julia

viernes, 20 de enero de 2012

El helado de fresa

Hablé de un helado de fresa, de mi casa, de la venganza. ¿No hay helados nata-fresa, amor-odio, dulce-amargo, hola-adiós, cerca-lejos, siempre-nunca...? Millones de dicotomías, aunque frívolas, Saussure no estaría orgulloso. Del amor, lo dulce, "hola" y el siempre cerca frente al odio, lo amargo, el adiós, que no es la palabra más bonita, porque nunca puedes estar seguro del regreso, que estés lejos, este nunca, que no esconde un ojalá. Pero, ¿nata-fresa? Dime tú cual es el bueno, porque yo no lo encuentro. En mi congelador solo hay helado de chocolate y de vainilla. Y ninguno de los dos lleva venganza.

Y, vuelvas o no, hay fiesta en la cocina.

julia

martes, 17 de enero de 2012

mi casa.

Mi casa es un helado. Un cucurucho de helado. Te da frío, es dulce de poco en poco, pero te empalaga y te engorda si te excedes y sólo tiene gracia cuando hay una superficie humana de por medio.
Es un helado de fresa, pero no de cualquier tipo.


Este helado de fresa de la venganza
Esta empresa de mudanza
Con los muebles del amor

julia

miércoles, 4 de enero de 2012

If you are not nervous and it's not hard, then isn't worth.

Las noches eran horribles en aquella casa. La luz amarilla, más propia de un ascensor que de una sala de estar, creaba sombras horribles, no solo de los objetos, y las proyectaba contra ella.
Su -muy escasa- rutina diaria transcurría con normalidad. Procuraba pasar todo el tiempo posible en compañía o, al menos, fuera de ahí. Pero al llegar la noche, cuando tocaba dejar el bolso, ponerse las zapatillas de estar por casa y cocinar, para uno solo, una cena absurda e hipercalórica que comer embobada frente a la tele, entonces sabía que en una casa tan pequeña no había escapatoria, no había un ricón para ocultarse ni un resquicio de armonía.
Si su vida fuese una novela escrita en tonos grises cada noche bebería whisky carísimo, a pequeños sorbitos, y se quedaría dormida en el sillón hasta que en plena madrugada el dolor de cuello la despertase y le obligase a caminar, aun en ese extraño trance entre borracha y dormida, hasta la cama.
Pero, afortunadamente aunque menos interesante, su vida no era ninguna novela. Tan solo en ocasiones rozaba en cuento de hadas, cuando no precipitaba hacia la categoría de chiste malo o broma macabra, en el peor de los casos. Cambiaba los 46% del whisky por las 500 calorías del chocolate y no tenía ningún gato que le saltase al regazo en mitad de la noche ni los periódicos viejos se amontonaban en el suelo. No leía hasta quedarse dormida porque su cabeza iba ahora más rápida que sus ojos, que saltaban de la impecable times new roman tamaño 12 a los reglones no tan impecables de su vida, sus actos y de sus contraactos. Las noches se prolongaban tanto que juraba ir al día siguiente a la farmacia a por una caja de dormidinas que tomarse puntualmente cada día a as 11.30, pero como toda decisión fruto del insomnio era olvidada hasta la madrugada siguiente, porque todo el mundo lo sabe: nada bueno ocurre a partir de las 2 de la madrugada. Y en sus noches, sus madrugadas, nunca nunca ocurría nada bueno.


A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos. 
JGDB

jul

lunes, 2 de enero de 2012

Películas que ver antes de morir II

Estas Navidades las he dedicado a perder el tiempo no-estudiando, mayoritariamente, pero también he dedicado muchas horas a ver películas. Esto del megavideo es una maravilla, eh?
Mi elección para estos días ha estado muy condicionada por La Cinematk de Joe Marlango y ha sido la siguiente: Por qué se frotan las patitas, El arte de pasar de todo, Los Edukadores y Noviembre.

(y aquí comienza oficialemente la segunda entrada de mi sección Películas que ver antes de morir)

-Por qué se frotan las patitas (2006)

 
Dirección y guión de Álvaro Begines.
En un solo día, a Luis le abandonan todas las mujeres de su vida. Su hija, su mujer, y su madre. Su madre se escapó con unos okupas. De uno de ellos anda enamorada su hija, y su suegro es el amante secreto de su madre. Con la ayuda de un pintoresco detective Luis dará con ellas en la playa del Garraf, Sitges.
(Fuente: filmaffinity)

La echaban en la 2, en versión española, y la única alternativa era Elisabeth town. Me acordé de un viejo amigo que me la recomendó, busqué un par de cosas en google y decidí probar. Maravillosa. Es... genial. Normalmente no me gustan los musicales, pero he de decir que casi  no sobran canciones. Después de verla te entran ganas de cogerte la mochila, agenciarte una furgoneta, una guitarra y un perro e irte a ver mundo.

"¿Tú sabes por qué las moscas se 
frotan las patitas? Para no quedarse 
pegadas a ningún sitio, como nosotros"


"-Y ahora ¿os vais?
-Nosotros nunca nos 
vamos, nos echan."








-El arte de pasar de todo (2011)



Escrita y dirigida por Gavin Wiesen.
George, un adolescente inteligente pero solitario y escéptico, cambia de actitud cuando entabla amistad con Sally, una joven que le gustaba desde hacía tiempo. (fuente: FILMAFFINITY)

No está mal, no está nada mal, pero... podría ser mejor. Pinta bien (tan bien como el protagonista) pero acaba cayendo en el tópico del chico mayor. Desde el primer momento sabías cómo iba a desarrollarse. Podrían haber exprimido más el recurso del chico artista y lo inadaptado que está, pero se queda por el camino. De todas formas, no está mal para pasar el rato.






-Los edukadores (2005)

Katharina Held & Hans Weingartner
Jan , Peter y Jule están disfrutando de su rebelde juventud. Les une su pasión por cambiar el estado del mundo. Se convierten en "The edukators", cuyas acciones no violentas tratan de avisar a los ricos locales de que sus días de abundancia están contados. Las complicaciones aparecen cuando Jule se enamora de ambos jóvenes. Además, una de sus operaciones se complica, y lo que se convierte en un rapto no intencionado acaba por ponerlos cara a cara con la ley.

Es muy larga y se puede hacer un poquito pesada (dura más de 2 horas), pero está muy muy muy bien. Quiero viajar a los Alpes. Ideológicamente, me encanta. Hace planteamientos muy sólidos -que comparto- y verbaliza muchos de mis pensamientos. Vale la pena traducir las frases en alemán que van apareciendo y sobre todo, por muy agobiante que pueda ser en algún momento, no hay que dejar de verla.

"Manche menschen ändern sich nie"
(hay gente que nunca cambia)

yo quiero hace esto en mi casa


-Noviembre (2003)


Achero Mañas & Federico Mañas
Empujado por su espíritu todavía idealista, Alfredo decide crear "un arte más libre, hecho con el corazón, capaz de hacer que la gente se sienta viva". Su concepto del teatro va más allá del escenario, se traslada a la calle, cara a cara con el público esperando que éste se implique, provocándolo si es necesario. Sus actuaciones cargadas de denuncia social, sin límites ni censuras, llevan a poner en alerta a las fuerzas del orden público...
(fuente: filmaffinity)

Por fin puedo decir que la he visto entera y sin distracciones, que ya es mucho. Empieza con la RESAD (yo debería estar ahí...) y acaba en la calle y en el teatro (ahí también). Despierta en mi el viejo sueño del teatro y la ropa ancha y las rastas y tomar la calle y cambiar este puto mundo. La forma de falso documental que tiene la hace todavía más entretenida y el final es estremecedor. No te lo esperas. Hay algo que te extraña, pero no le das importancia.
Aparece un Óscar Jaenada maravillosísimo y que te conquista desde el primer fotograma, con Afrodita y en bicicleta.

"Ley Mahoma o Terrorismo blanco: 
ir a buscar al público ahí donde 
se encontrara"

"Mira, me gusta tanto actuar 
en la calle que vas a 
flipar...pero es que a 
veces se me pone dura. 
Pero dura, eh? Que si,
así como te lo cuento..."






En fin, y con esto doy por terminada Películas que ver antes de morir II y me voy al cine. Al de las sábanas blancas, eso si, que mañana madrugo: me vuelvo a la gran ciudad.
Espero que empecéis bien el 2012 y que lo acabéis mejor.
-jul.