domingo, 4 de mayo de 2014

Sucede

Sucede que mañana es lunes. Pero la verdad es que no es un lunes cualquiera: es el primer lunes de mayo.
El primer domingo de mayo tiene su encanto porque es el día de la madre. El primer lunes de mayo, y mira que dista tan poco entre uno y otro, carece de todo encanto: es el comienzo del final.

Uno nunca sabe cómo van a ser los finales. Los hay alegres, tristes, esperados, pausados. Los hay para todos los gustos y eso que nunca llueve a gusto de todos. Sucede con los lunes que son un tipo de principio de final que no suele gustar a casi nadie. Sucede con los lunes que a medida que nos adentramos en ellos vamos construyendo, piedra a piedra, el muro de un túnel que ha quedado obsoleto y debe ser clausurado.

Una vez acaba el lunes sucede que llega el martes y éste, al no ser el primer día de trabajo, resulta menos pesado: ya no duelen las rodillas al agacharse a coger las piedras ni quema la piel bajo el sol.

Sucede, por otra parte, que cabe la ilusoria posibilidad de que nunca llegue el lunes. Tal vez podríamos prolongar un poco el día y posponer indefinidamente ese comienzo del final que nos espera ansioso en la siguiente hoja de la agenda.

Pero seamos realistas. Cuando me vaya a dormir el lunes estará todavía más cerca que ahora. El principio del fin. 
Tal vez sea un lunes de noticias en buzones, como las que recibió la mujer:

«He perdido el camino, hoy no llego a cenar»

1 comentario:

rata2 dijo...

sucede que se me ha alegrado el día al ver al sol secándose en tu ventana tus bragas.