sábado, 17 de mayo de 2014

Robe sabe arder.

Todo empezó con Los Suaves y terminó con Extremoduro.

Lo que Yosi me dio, se lo ha llevado hoy Robe cuando se ha despedido, dejando su camiseta sudada como tantos otros dejan la ropa en cualquier suelo. El concierto ha sido como la vida misma. Ha tenido un primer momento de felicidad, de euforia, de esperanza. Pero llegado el descanso todo ha decaído, ha aflorado la conciencia, la verdad, el conocimiento de lo que jamás quise saber. El descanso ha sido como una pequeña ruptura y puede que sea así, que algo bastante grande se haya roto en mí. De hecho, sí: algo se ha roto. De hecho, algo podía seguir rompiéndose y así ha sido.

La vuelta, como todas las segundas partes que nunca tendrían que haber sido, ha sido peor que cualquier comienzo, que cualquier final, que cualquier atropello, que cualquier bofetada.

De repente Robe me ha mostrado todo eso que no quería ver. Todo aquello a lo que siempre he temido. Y él me ha hecho mirarlo a los ojos.

Entonces, al mirar, sí que se ha roto todo. "No estás bastante ciega", me han dicho. "Demasiado ciega he estado", he contestado yo. Y crack crack crack iban cayendo pedazos que la gente pisaba y yo lloraba y gritaba por dentro que ya era suficiente, que por qué había vuelto.

Le he suplicado que parase y en silencio se lo he suplicado a los demás pero cabeza, manos, cuerpos estaban en otra parte que ya no era de mi jurisdicción. El mundo ha seguido girando, Robe ha seguido tocando, yo he seguido mirando y algo, ahora sí, grande y quebradizo, se ha roto dentro, me ha roto.

Robe ha desterrado a Yosi y no creo que haya nunca revancha entre los grandes. Probablemente, los daremos por retirados y quedarán en nosotros como un recuerdo de juventud.

Quizá, en otro mundo, la guerra haya sido solo en el sofá.

Ahora una araña se ha posado en mis medias y el susto ha sido bastante más pequeño que tantos otros que me he llevado hoy. De un manotazo la he lanzado al suelo  y solo me ha quedado desear que todos los manotazos fueran así de grandes para cosas tan pequeñas, que todos los manotazos rompiesen tórax y patas y dejasen un cadáver informe.

Robe ha sabido quemar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

De lo que se come, se cría.

Lo que has buscado, lo has tenido.

Anónimo dijo...

"Ella era equilibrada, distinta; exactamente el renuevo que mi sangre necesitaba" dijo Delibes. Lástima, que te dejara ir.