martes, 1 de abril de 2014

El sueño.

Sé que ya no estás porque el sol me pega en la cara y me ciega. Me ciega y los ojos me arden y lloran y yo te busco a ciegas. Te busco a ciegas y no te encuentro; te grito y no contestas, o contestas en susurros pidiendo calma. Pero los susurros se alejan y yo no puedo moverme porque tú me has atado aquí, porque te alejas sin dejarme avanzar hacia ti.  Tú no me buscas y me apartas, pero tampoco me dejas irme. Solo me acercas y me alejas a tu voluntad, haciéndome maleable, haciéndome débil, dejándome sola. Te busco y te grito que vuelvas y tú entre risas me dices que nunca te has ido, que sigues a mi lado, pero no estás, no estás, te grito y solo te alejas, lloro, suplico y tú no estás, me dejas, te vas sin dejarme ir, dejándome al cuidado de tu recuerdo, echándome las sobras, riéndote, enfadándote, apartándome de ti, haciéndome suplicar, gritando, llorando...

Me despierto entre lágrimas y tampoco estás aquí. Son las tres y no estás. La dormidina juega conmigo como tú y me deja de lado. 

Son las siete y no estás, empieza a salir el sol y debajo de la cama guardo una caja con todas tus cosas. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

1. Ser consciente.
2. Cambiar de juego.