sábado, 23 de junio de 2012

Estas ganas de nada, menos de ti, o el verano de 2012

Se acaba algo y te deja a medias, con ganas de más. Se acaba y te deja vacía, incompleta, flotante. Demostrándote que las cosas pasan y ya está, y que pase lo que pase tú te vas a quedar igual: quieta, expectante, desilusionada. Las cosas llegan, pasan y se acaban. ¿Y después? Después nada. Después el verano.
Acaba el curso, el primero de universidad, y ¿qué te queda? A mi un montón de apuntes, libros, notas. Carpetas desparramadas por toda la casa, unos cuantos conocimientos valiosos, mucho que eliminar de mi cabeza para hacer espacio para más y un protoviaje a Soria.
Tampoco está mal, ¿no? Finales más trágicos se habrán visto.
Se acaba el curso. Ya se ha acabado, de hecho. Y por primera vez en mucho mucho tiempo (igual 18 años y medio) tengo un montón de planes. Relativamente sólidos, relativamente factibles. Un verano en el que apenas tendré tiempo para estar en el pueblo (filólogos, os acordáis de lo que decía Beltrán sobre el idilio moderno? No puedo estar más de acuerdo. Y si vosotros no renegáis del pueblo y de parecerse a los padres, a los abuelos y a los fundadores de la nación en última instancia, es que no habéis pisado mi pueblo), ahí donde ves Sexo en Nueva York mientras agonizas de calor en el sofá y te comes los cruasanes de tres en tres. Eso me llena de alegría.
Este verano me voy a Soria, haré el curso de monitor de tiempo libre en Zaragoza, me iré a la montaña con unas personitas maravillosas y veré al niño de la hipoteca, playearé en Cartagena y en Tarragona, iré al Arenal Sound e intentaré sobrevivir, haré un curso de teatro en Cádiz y probablemente estudiaré ILHENT por obra y gracia del señor profesor.
Tengo el verano más lleno que jamás se haya visto y soy la persona más vacía que hayáis podido ver, también. ¿Sabéis los ricos alienados de las películas? Si, esos que hacen millones de cosas y al final solo encuentran la felicidad cuando encuentran el amor en un retiro espiritual... Pues yo soy como esos. Pero sin el dinero, ni los hamptons, ni los zapatos caros, ni los jets privados.
Y es que no tengo ganas de nada, menos de ti. O en todo caso, mis ganas son muy leves.
Pero ya es verano. Ya es día 23 de junio. Ya he piscineado y ya tengo la marca del bikini.
Ahora, que yo soy más de invierno.

julia

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