martes, 6 de septiembre de 2011

Intereses y desintereses.

Consideraban muchos que la suya no era una relación normal. Compartían muchos gustos e intereses pero ni siquiera lo sabían: estar juntos les impedía decir dos palabras coherentes. El tiempo que pasaban juntos, escaso pero intenso, estaba dominado por los silencios y las risas incómodas, pero albergaba tantísimo calor que podría ser el perfecto sustituto del gas natural. Ella, asustadiza por naturaleza, huía cada vez que él intentaba acercase. Él no entendía que debía quedarse quieto pero presente y que entonces, y sólo entonces, ella sabría acercarse a él.
Hacían millones de planes para los dos, pero por separado. Deseosos de pasar tiempo juntos, acababan los dos en el sofá. Cada uno en el suyo. La estadística y la probabilidad, así como el tiempo, estaban en contra de ellos. Las pocas veces que uno daba un paso, el otro no podía o no sentía más que la necesidad de retrocederlo, de negarlo, de evitarlo.
Pero a pesar de lo que muchos consideraban, ellos veían, aunque por separado y sin compartirlo, algo especial en todo eso. Los sentimientos de ella se correspondían con los actos de él, quien a veces parecía no tener corazón ni sentimientos, o sólo de los malos. Pero aun así, había algo. Tenía que haberlo. Algo que explicase la paciencia de él, las recaídas de ella, los pequeños intentos, los pasos minúsculos que ambos daban. 
Y aunque ellos dos podían haber sido especiales, todo quedó en nada. Dejaron todo a merced del tiempo y de la magia y esperando algo que no llegó, se convirtieron en espectros de ellos mismos en el corazón del otro.

2 comentarios:

Elena dijo...

*O* qué bonito! Y me da que estoy condenada a que me pase eso forever T·T jajaja
un besitoo!!

Candela MG dijo...

"...se convirtieron en espectros de ellos mismos en el corazón del otro."