viernes, 2 de noviembre de 2012

helena (así, con minúscula)

DEMETRIO.- ¿Acaso te seduzco o te halago? ¿No te he dicho más bien la pura verdad: que no te amo ni te puedo amar?
HELENA.- Pues hasta por eso te amo más. Soy tu perro, y cuanto más me pegues, Demetrio, más te acariciaré. Trátame sólo como a tu perro; recházame, golpéame, olvídame, piérdeme; pero por indigna que sea, permíteme siquiera que te siga. ¿Qué peor sitio puedo pedir en tu amor, aun siendo para mí un puesto de honor, que el de ser tratada como tratas a tu perro?
Sueño una noche de verano, acto II, escena I. Shakespeare

Voy a ser una Helena maravillosa. Ya veréis. Tengo 362 días de experiencia (de la mala). 
Pero, oye, que de todo se aprende.

helena.
(no, oc, julia)

3 comentarios:

Elly dijo...

Me encantó esa obra, pero a nadie le aconsejo llevar en practica la vida de sus personajes. Son demasiado desequilibrados, con un punto de locura que jamás aportará la felicidad.

No obstante: un saludo ;)

Natalia dijo...

AWWW <3

Javier dijo...

Qué grande es Shakespeare... Julia