Viernes 14.
Y no te duele.
Aunque sabes que es tu momento y tu inutilidad hará que pase. Sabes de lo que hablo cuando giro la esquina cada dos fines de semana y paso de largo sin mirar ahí donde me senté la primera vez que hablamos por teléfono y me preguntaste qué tal, y donde planeamos un futuro que ya no quiero, donde me dijiste que vendrías y nunca más te vi.
Porque un día una aprende que los besos no son contratos y que lo verbal e implícito no tiene cabida en ti. Que ya no es por ti.
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