Vamos a ir despidiéndonos. Todo acaba, y no tiene sentido prolongarlo más. Cojámonos de la mano, inclinémonos y saludemos al público. Bañémonos en sus aplausos. Esta es la última función, hemos vuelto a darlo todo. Al mirar atrás veremos nuestro trabajo, nuestros progresos, nuestros triunfos y nuestros fracasos. Las caídas que salvamos y las que no. Las idas y venidas sobre las tablas y los nervios entre bambalinas.
Al término del 2015 y sin poder dejar de evaluarlo, recordemos que al final todo ha salido bien. Salió bien el fin de carrera, Praga, el final de curso, Portugal, el verdadero fin de la carrera, el depósito, la defensa, el leísmo, los 22, París. Me dieron la "A" de filóloga y me quitaron miles de euros para seguir estudiando. Me quitaron la carpeta con todos los apuntes y me dieron... me dieron ganas de pegarme un tiro, pero lo superaremos. Habrá que relativizar. Me dieron la mano muy fuerte, muy fuerte la mayor parte del año, y seguirán dándomela el año que viene. Juntos caminamos a lo largo de muchos meses. Vi luchar a muchas mujeres a mi alrededor y el año que viene seguiremos luchando juntas, avanzando, yendo un poco más allá cada vez.
En realidad, esta entrada tan sosa, tan pobre, no es solo para despedirme del 2015, sino también para despedirme de este espacio que, aunque ya estaba bastante muerto, necesitaba su sepultura y su adiós. Ha sido un bonito espacio en el que me he sentido bien mucho tiempo, pero del que ya es hora de despedirse, ahora que nos hacemos mayores.
Aun con todo, al final parece que todo acaba bien, o al menos mejor de lo
que esperábamos cuando todo empezó.
Al terminar la función, entre aplausos, nos hemos cogido de la mano y hemos saludado, envolviéndonos en los aplausos y las sonrisas de los que nos miraban terminar. Cuando se han ido, hemos recogido todo. Esta era la última función. Dejamos abandonada parte de la escenografía y el atrezzo quedó olvidado en una bolsa, al fondo del armario, hasta la próxima temporada.
Julia